jueves, 17 de marzo de 2016

Reflexión filonómica o gastrosófica sobre el yantar

Comer: estoy en lo que como.
Como evidencia, las vitaminas, proteínas, sales minerales y otros adláteres que pasarán a formar parte de mi corporalidad si las cocino con procedimientos adecuados.
Por supuesto, que en cuanto ya están ahí, son yo: con lo cual no me equivoco en exceso cuando expreso la máxima de que estoy en lo que como. En realidad podemos expresar el proceso de comer como una transubstanciación de lo que no deja de ser de todos.
Una transubstanciación que puede ser apolínea, con medida y luz, racionalizada y matemática; o su vicioconversa, convirtiéndose en una explosividad dionisíaca, desmedida y entre tinieblas, irracional y metafísica. ¿Cuál elegir?
La verdad es que es a través de la comida como me hago yo, y es la comida la que conecta nuestro cuerpo con la corporalidad. 
Así, es evidente que un cuerpo sano, es la expresión de la medida y la justicia en las proporciones de lo que contiene la comida. La comida es el influjo del cuerpo, el tonos corporal. Y si quieres estar en un buen tono, a tono o tonificado, lo nuestro o de suyo, debe ser la racionalización en el comer, el saber comer.
Comer no, alimentarse. Eso es el teme. Alimentarse es la perpendicularidad del cuerpo, su belleza - comer es la horizontalidad, la pura lujuria. 
Alimentarse es susurrar, es aire; comer es almarse. El aire es algo italiano, mediterráneo, la medida justa para el cuerpo. Almarse es muy francés, muy murmurativo, que es lo que es comer, murmurar, uhmmmmm! Salsa.
¿Cuál elegir? Para todos los días, indudablemente, el alimento, la perpendicularidad del cuerpo; sólo los días franceses, los días en que la vida es ferrosa, elegiremos almarnos de comida, permitirnos la lujuria, rezar a Dionisio.
Como dijo en su día Protágoras, somos nosotros quienes medimos, lo que comemos por alimentarnos, de lo que disfrutamos por almarnos.

Dejadme que hagamos ejercicios filosóficos con los alumnos, y, partiendo de frases esenciales de filósofos esenciarios, reflexionen sobre el yantar de manera sana al responder a cómo me alimento y de qué. Partir de frases como En todas las actividades es saludable, de vez en cuando, poner un signo de interrogación sobre aquellas cosas que por mucho tiempo se han dado como seguras, de Bertrand Rusell.

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